En cualquier caso, el montaje fue fácil, sin demasiadas complicaciones. Lo único que eché en falta fueron unos pocos conocimientos de mecánica por mi parte, porque al montar el motor del helicóptero no estaba seguro de si estaba montando la tapa del delco o la junta de la trócola. Y claro, en no sabiendo de qué color viene a ser un cigüeñal, pues es más dificil de pintar. En cualquier caso, las instrucciones vienen a decir (en koreano, eso sí) que pintándolo todo de color aluminio va que chuta. No se... habrá que al menos engorrinarlo un poco, ponerle su miaja de aceitillo de motor, un poco de hollín... esas cosas que a los maquetistas nos gusta añadir, porque un avión o carro recién salido de la cadena de montaje lo puede hacer cualquiera. Como se dice por estos lares, lo bueno, si guarrete, dos veces bueno.
En cualquier caso, os dejo una foto del despiece del helicóptero, en mi flamante superficie cuadriculada de trabajo de factura germánica. Chúpate esa.
Faltan algunas piezas por añadir, pero requieren pintar la mayoría antes, como la correa del ventilador (esto sí se lo que es, porque es una correa que va a un ventilador).
Detalle mono: hay un extintorcito en el suelo de la cabina. No sé, me ha parecido un detallito curioso. Pienso pintarlo con todo detalle, como se merece tan fundamental pieza. Aquí va otra foto para que lo veáis.
En esta foto se vé (aparte del fundamental extintor, junto a los pies del piloto), el panel de instrumentos, el motor (sin ventilador ni correa, el ventilador está encima), y una de las camillas del helicóptero.
Pronto más, sacaré el aerógrafo y el compresor que da nombre a este rinconcito y a darle color al asunto.
